viernes, 23 de noviembre de 2012

Lifelogging ¿Una moda de la que luego nos arrepentiremos?

La aparición de las comúnmente llamadas "nuevas tecnologías" han dado lugar al surgimiento de nuevas costumbres y tendencias, sobre todo impulsadas por la Web 2.0 y su resultado, las redes sociales. Mas allá de las valoraciones que podamos hacer sobre las mismas, y de los resultados que se pueden advertir, es cierto que todas tienen efectos y modifican nuestras vidas en mayor o menor medida.

La ultima "moda" en materia tecnosocial es el llamado "lifelogging" o la actividad de registrar todos y cada uno de los hechos de una persona de forma electrónica. Esta actividad se realiza mediante las llamadas cámaras de registro de vida, equipamiento incorporado a la vestimenta del lifelogger. Este luego podrá descargar en otro equipamiento el registro de actividad, para compartirlo en las redes sociales. Esta práctica no es nueva, ya que en los primeros años ochenta Steve Mann condujo los primeros experimentos sobre esta temática, la cual continuó en la década de los noventa. La cuestión ahora se presenta por la penetración que tiene la Internet y las redes sociales en nuestras vidas, así como por el abaratamiento de los equipos necesarios para la práctica de esta actividad.

Ejemplo de ello es la cámara desarrollada por Memoto. Es una cámara de forma cuadrada que se cuelga de la ropa mediante un clip y que toma imágenes cada 30 segundos en forma automática. Funciona de forma asíncrona, es decir, al final del día o cuando el usuario lo decida, puede descargar los datos en memoria en cualquier dispositivo y modificarlos / manejarlos a gusto. Se piensa que los dispositivos estarán disponibles para el público en general a principios del próximo año. Al costo del equipamiento deberá sumársele el pago de una suscripción para almacenar las imágenes en la cloud de la compañía - luego del primer año de haber comprado el equipo.

Interesantes cuestiones para pensar se abren respecto de esta práctica. En primer lugar, la que hoy día es la principal preocupación de todos y cada uno de los que estamos relacionados con las TI, la privacidad. Entendemos que el registrar todos o casi todos los actos de nuestra vida en forma digital puede llevar, por acción u omisión, a que en determinado momento se filtren a terceros tales contenidos, mas allá del manejo que le podamos haber dado a los mismos. Cualquier falla de seguridad en los dispositivos de almacenamiento propios o ajenos, hará que quedemos "desnudos" digitalmente, expuestos al mundo en nuestros detalles más íntimos. Relacionado con el punto anterior, cada imagen podrá contener información sobre el lugar donde fue tomada, por lo que constituye otro peligro, el de que personas inescrupulosas puedan tomar nota de nuestros movimientos o rutina diaria. También importante, podríamos estar afectando derechos de terceros al publicar imágenes o data de personas sin su consentimiento. Finalmente, tal volumen de información (se piensa que cada cámara Memoto generará hasta un terabyte y medio de datos al año) será otra invaluable fuente para las empresas que investigan los gustos y costumbres del internauta, las cuales no siempre analizan dichos datos con el consentimiento del usuario.

Para finalizar, creemos que, en tanto adultos, debemos tomar con cuidado cada una de estas "modas" antes de sumarnos a ellas. En la Internet, sabemos donde y cuando empieza todo, mas no cuando y donde termina. Cada uno de nuestros actos deja huella, huella muy difícil, sino imposible de borrar (el pedido de que se legisle sobre el derecho al olvido es una muestra de ello). Es mas, muchas veces no depende ni siquiera de nosotros. La vulnerabilidad de los sistemas informáticos ante ataques produce expuestos no deseados. Entonces, pensemos cada vez que interactuemos en la Red o registremos información en cualquier dispositivo, propio o ajeno. Ejecutar los tres pasos - parar, pensar, ejecutar - hará que no tengamos que sufrir penosas consecuencias en el futuro.

 Fuentes: